Como de una herida abierta,
que ahonda desde el centro de mi alma,
hacia el exterior,
siento que la vida se me escapa,
frenéticamente,
ahogándome entre borbotones
de sangre, minutos y lágrimas.
Alguna alegría se derrama tímidamente,
por un reguero que se pierde en la nada.
Son años, días, minutos... y a veces sigo teniendo
esa extraña sensación de no saber bien hacia
dónde voy.
Me siento como quien dijo:
la resignación es un suicidio cotidiano.
Mi problema es que llevo demasiados años
suicidándome.
Nunca he creido en la reencarnación.
que ahonda desde el centro de mi alma,
hacia el exterior,
siento que la vida se me escapa,
frenéticamente,
ahogándome entre borbotones
de sangre, minutos y lágrimas.
Alguna alegría se derrama tímidamente,
por un reguero que se pierde en la nada.
Son años, días, minutos... y a veces sigo teniendo
esa extraña sensación de no saber bien hacia
dónde voy.
Me siento como quien dijo:
la resignación es un suicidio cotidiano.
Mi problema es que llevo demasiados años
suicidándome.
Nunca he creido en la reencarnación.