martes, 2 de marzo de 2010

Infinito como el agua




Cuentan que cuando él murió,
ella le transformó en un pozo oscuro
cuyas aguas gemían tanto 
como su propia tristeza.
Afligida, abatida y desolada...
lloró tanto por su amor perdido 
que su cuerpo se transformó 
en un fresco manantial
diluyéndose... llegando hasta él y
fluyendo juntos en el agua eterna.

Leyenda de Egeria a su amado Numa
Parque del Laberinto (BCN)