Soy la Charlotte que no duerme.
La que mira mientras tú descansas.
Busco en medio de esta extraña ciudad
un destello que me guíe.
Una respuesta a brillantes luces de colores.
Después, pienso en ella.
En ese pelo que huele a dulces rosas.
Y en el color que ya no encuentro...
ni en sus labios, ni en mis bragas,
tampoco colgado en estas tristes lámparas.
Ni siquiera en esa peluca que soñaba con tener.
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