" Quise decirle muchas cosas
a la ladrona de libros,
sobre la belleza y la crueldad,
pero ¿qué podía contarle
sobre todo eso que ella no supiera?
Quise explicarle que no dejo de sobreestimar
e infravalorar a la raza humana,
que pocas veces me limito
únicamente a valorarla.
Quise preguntarle cómo un mismo hecho
puede ser espléndido y terrible a la vez,
y una misma palabra, dura y sublime.
Sin embargo, no abrí la boca.
Sólo conseguí hablar para confiarle
a Liesel Meminger
la única verdad que hago mía.
Se lo dije a la ladrona de libros,
y ahora te lo digo a ti ...."
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