Sabía que acabaría reviviendo la barbarie humana,
en mi piel.
El impacto de según qué informaciones hacen mella,
como el golpe de un martillo sobre la madera.
A los 20 minutos de dormirme me despierto
A los 20 minutos de dormirme me despierto
empapada en lágrimas, sollozando, gimoteando en voz alta.
Mis propios gruñidos me han despertado y
bajo el silencio de la oscuridad no encuentro consuelo
posible a las pesadillas que me atormentan.
Hace un mes que aquello me dejó impresionada.
Ha sido esta noche cuando ha vuelto a aparecer.
Cuando ocurrió la terrible tragedia de Chernobil,
después de que el nucleo de la central explotase
(por irresponsabilidad y chapucería de los rusos),
se continuó negando la situación,
hasta pasados varios días.
Días en las que toda la población estuvo viviendo
en aparente normalidad bajo oleadas de radiación
en cantidades mortiferas.
Cuando se dió la alarma, era bastante tarde.
Ya no había remedio ni cura posible para muchas
de esas personas.
Esto se vería varias décadas después
(cánceres, mutaciones, abortos, malformaciones, etc.).
Para hacer frente a las tareas de limpieza
Para hacer frente a las tareas de limpieza
de la misma central
(había que sacar el material altamente radioactivo
del epicentro de la explosión y enterrarlo)
surgieron un grupo de expertos en esa tarea
denominados "Los liquidadores".
Una puerta de separación.
Afuera la catástrofe, el desastre, muerte, destrucción.
Tú me miras, bajas la cabeza y sales por esa puerta.
No hay salvación posible para tí.
Y yo aullo tu nombre, esas breves palabras
que me atan a tí para llegar a salvarte.
"Papáaa!!".
Pero es tarde, te has marchado,
cerrando la puerta tras de tí.
Y yo ya no puedo hacer nada para salvarte.
Una última mirada, a través del cristal de la puerta.
Y un adiós en silencio.
La despedida más triste del mundo.
Despierto horrorizada.
Desearía llamarte y poder oir tu voz,
pero son las 4 y media de la mañana y pienso
que duermes tranquilo en tu cama, dejándote llevar
por el vaivén de la respiración.
En silencio...
el mismo silencio que ahogaba mis pesadillas.
El mismo silencio que aparece en mi boca,
cada vez que necesito decirte que te quiero.
1 comentario:
Descubro tu blog
me gusta.
Y mucho
saludos.
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