Quería brillar... como brillan las estrellas,
despedazarme y fluir... como gotas
de lluvia por el cielo mojado.
Y llegar, llegar a las almas y corazones
de aquellos que tenía
frente a mi.
Quería volar, relucir, flotar, fluir
como cuando sueño que soy
todo eso que nunca fui.
Me gustaría poder decirte que no he fracasado.
Y te mentiría.
Y también me gustaría poderte decir que
brillos incandescentes llenaron mi piel, mis palabras
y mis manos de colores...
Y, lo siento cariño, pero no fue así.
Cayó el telón.
Solo brillaron las lágrimas en mis mejillas.
2 comentarios:
Mar, la foto me resulta impresionante, no ya porque ese ojo es para comérselo, sino por la foto en sí. Del poema destaco esa conclusión como baño de realidad en el sentido de que el deseo lo lleva a uno a todos los lugares imaginado , pero luego llega la cruda realidad que nos pone a cada uno en nuestro lugar. La lágrima llega si las espectativas eran demasiado altas. Creo que debemos aprender a soñar menos y a vivir más. Un beso
Gracias Antonio... tienes razón en lo de las espectativas. Aunque a veces mi corazón me diga "déjame soñar como si nada pasara...".
Un beso y un placer tenerte por aquí.
Publicar un comentario