lunes, 28 de marzo de 2011

Seda


Hicieron descorrer un panel de papel de arroz, y Hervé Joncour entró. 
Hara Kei estaba sentado con las piernas cruzadas, en el piso, 
en la esquina más lejana de la habitación. 
Llevaba una túnica oscura; no tenía joyas. 
Único signo visible de su poder,
una mujer extendida a su lado, la cabeza apoyada en su regazo, 
los ojos cerrados, los brazos escondidos en el amplio vestido rojo
que se extendía alrededor, como una llama,
sobre la estera color ceniza. 
Él le pasaba lentamente una mano por el cabello: parecía
acariciar la piel de un animal precioso y aletargado.


Seda, A. Baricco

2 comentarios:

free_sw dijo...

preciosa escena que se comienza a forjar en mi mente....la cortas muy de golpe mujer!!
Espero leer mas de el y claro,,,mas de ti.
Saludos
Ricardo

~Mar~ dijo...

Hola Ricardo, te recomiendo que leas Seda, de Alessandro Baricco, un libro bello y lleno de sensualidad en un marco de tradción oriental y el cultivo de la Seda.

Mi mala memoria me impide muchas veces recordar argumentos enteros de los libros que he leido, aunque si hay algo que siempre perdura en mi cabeza, pase el tiempo que pase, es una escena, una imagen o un diálogo.
Y si tuviese que recordar uno de Seda, sería este instante preciso.
POr eso los guardo y cada uno tiene su sentimiento personal.

Nos vamos leyendo. Un saludo!